“Fui forastero, y me recibisteis” (Mateo 25:35).
Querida iglesia,
Jesús nos enseñó que cuando recibimos al forastero como persona que ha sido creada a imagen de Dios, también recibimos a Dios. Nuestras vidas, ministerios y congregaciones han sido bendecidos por muchos inmigrantes y refugiados a través de los años —desde muchos de nuestros antepasados, hasta aquellos a quienes recibimos entre nosotros hoy. Nuestro fiel testimonio como la Iglesia Evangélica Luterana en América es enriquecido por personas beneficiarias de la Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA) [Acción Diferida para los Llegados en la Infancia].
A principios de este mes, un juez de distrito de los Estados Unidos dictaminó poner fin al programa DACA el 19 de julio. Al considerarlo ilegal, la orden del juez suspende la aceptación de cualquier nueva solicitud, aunque mantiene intactas las protecciones para los beneficiarios actuales de DACA. La tan esperada decisión asesta un golpe contra el programa de 2012, que ha proporcionado alivio de la deportación y la oportunidad de obtener una educación y comenzar su carrera a miles de jóvenes cuyas notables contribuciones benefician a nuestros hijos, nuestras familias, nuestras comunidades y nuestra iglesia. Si bien estas importantes protecciones pueden continuar para los beneficiarios actuales, no son de gran alivio para quienes tal vez no puedan recibir el estatus de DACA en el futuro. Lamentamos la ansiedad y agitación que este fallo está causando en nuestras comunidades. Oramos por todos los que puedan sufrir por causa del fin de este programa. Lamentamos esta pérdida potencial para nuestra iglesia y para las comunidades en las cuales servimos.
Como iglesia continuaremos recibiendo a todas las personas, independientemente de su estatus migratorio, procurando garantizar la hospitalidad y seguridad para todos. Se anima a los obispos y sínodos a buscar maneras de apoyar a las congregaciones que trabajan con los recién llegados y las personas y comunidades vulnerables que existen. También continuamos nuestra incidencia a través de la estrategia AMMPARO de la ELCA (Acompañando a Menores Migrantes con Protección, Incidencia, Representación y Oportunidades) e instando a nuestros funcionarios electos a promulgar legislación como la H.R. 6: Ley del Sueño y la Promesa Americana (o “Ley Dream”), que da un camino a la ciudadanía a los beneficiarios de DACA y a otros inmigrantes indocumentados que tienen fuertes vínculos con este país. También oraremos por la sabiduría y el valor para recibir al forastero y, al hacerlo, recibir a nuestro Señor.
Señor Jesús, porque cuando eras niño tus padres te llevaron a Egipto en busca de refugio, sabes lo que significa ser forastero. Por tu amor, atraes a la gente a ti mismo y los recibes en la casa de la fe. Que mostremos tu gozo recibiendo al forastero en tanto que llevamos tu amor creativo y redentor a todo el mundo. Amén.
En Cristo,
La Rvda. Elizabeth A. Eaton
Obispa Presidente
Iglesia Evangélica Luterana en América